miércoles, 7 de enero de 2009

Yves Saint Laurent

Pestañeé y la gata salió volando. ¡Lo sabía!, pensé, sabía que tenía poderes mágicos. Tantos años esperando, tratando de descubrir mis habilidades sobrenaturales. Nunca había perdido la esperanza, al fin y al cabo, las hermanas Halliwel tenían más o menos mi edad cuando descubrieron los suyos. Por fin podría matar demonios, luchar contra monstruos de siete cabezas en la boca del infierno con Buffy y Willow, o incluso colaborar con la justicia como Mick St John o, sin ir más lejos, Allison Dubois. ¡Y en nombre de Luna, te castigaré!
Recordé las palabras un gran poder conlleva una gran responsabilidad y me senté a analizar cuál podía ser el origen de mi nuevo don. No había tomado ninguna poción de ningún druida galo, ni comida en mal estado aparte de los yogures caducados habituales. No me había bañado en ningunas aguas milagrosas. Tampoco me había picado ningún bicho mutante ni había tenido contacto con sustancias radioactivas. ¿Qué podía ser?
Me miré al espejo y encontré la solución: YSL EVERLONG MASCARA! Mi nueva máscara o rímel, que Orosia había encargado a los Reyes Magos para mí, duplicaba… ¡no!, triplicaba… ¡no!, elevaba a la enésima potencia el largo de mis pestañas. Un suave guiño creaba una corriente de aire capaz de levantar la mesa de la cocina. En una tarde de estudio de física, fui capaz de controlar los vientos huracanados y la climatología de la zona. Dentro de poco estaré lista para luchar contra el mal. Sólo me falta el nombre de guerra.