lunes, 24 de marzo de 2008

Siempre daban una de romanos

No, esto no va de Sabina ni de sus canciones de interminables enumeraciones. Esto va de la Semana Santa. ¿Qué sería del Jueves Santo sin Ben-Hur? ¿Qué sería del Domingo de Resurrección sin Espartaco?
La primera vez que vi Espartaco estaba con mis primas, que por la diferencia de edad no debían ser demasiado pequeñas, gritando: “¡Espartaco culo guapo!” Aunque yo siempre fui más fan de Charlton Heston, en aquella época en que aún era un héroe, que un día luchaba contra Roma y al siguiente contra la Marabunta, y no el viejo cascarrabias presidente de la Asociación Estadounidense de Armas de Fuego. Pero todo se le habrá de perdonar, ahora que tiene la enfermedad de Alzheimer.


Observen su rictus, el fuego de su mirada...
Esta Semana Santa he tenido que recurrir a un canal autonómico para saciar mi sed de historia bíblica y ver a Judá Ben-Hur en Technicolor. No sé quién puede opinar que estas pelis están demasiado vistas para quitarlas de la programación.


Pero la Semana Santa no es sólo cine de calidad. Se ve que, en este país de tradiciones, cada vez nos gustan más las procesiones, las mantillas y los farolillos. Y más aún nos gusta ver a la gente llorar cuando llueve y no pueden salir los pasos.

Por el norte siempre nos cachondeamos de los andaluces llorones, que cómo van a estar preparándose todo el año, que vaya exagerados, bla bla. Pero el año pasado, bajo el sol primaveral sevillano, escuché a la vera verita del Guadalquivir a una banda de música tocando marchas de Semana Santa. Era mayo, doy fé.

Y después de tanta penitencia, una vez pasada la Cuaresma y la Semana Santa, ¡ya nos podemos ir de fiesta otra vez!

miércoles, 19 de marzo de 2008

¡Fuego!


Tiene el fuego algo de purificador y catártico que hace que sea el protagonista de cualquier ceremonia o rito que se precie. Muchas cosas han ardido a lo largo de la historia: Peter Ustinov quemó Roma, los inquisidores a unas cuantas brujas, y ahora, lo que más mola es quemar banderas y fotos del rey.
Pero este gesto en principio simple y contundente, puede entrañar a veces un grado de dificultad no apto para principiantes.

Hace un tiempo, durante las fructíferas manifestaciones contra la guerra de Irak, fui testigo de cómo se pueden complicar las cosas. Un chico se encaramó a lo alto de una farola con una bandera de EE.UU. en una mano y un mechero en la otra. Imagináos el frenesí de la masa enfervorizada, alzando las manos hacia él, gritando, chillando, volviéndose loca. El chico encendió el mechero y lo acercó a la bandera. La gente a punto de alcanzar el éxtasis. Y la primera lección del día: los tejidos sintéticos no prenden.
Nuestro protagonista no se desanimó e hizo varios intentos más, consiguiendo como único resultado agujerear el trozo de tela en varios puntos. El público empezaba a perder el interés, pero una mente preclara solucionó el problema impregnando de alcohol la bandera, que se desintegró en unos pocos segundos.
Tal vez ha llegado el momento de buscar otros métodos menos heroicos pero más eficaces, ¿no os parece?
Para la tranquilidad de los habitantes de Oviedo, os diré que de momento no corremos el riesgo de acabar como Troya. La semana pasada, Error estaba en su habitación, consultando compulsivamente el listado de especialidades médicas en la página del Ministerio de Sanidad y Consumo, cuando un ruido insistente la despegó de la pantalla del ordenador. Asomose a la ventana y pasmose al ver el revuelo formado en su calle: dos coches de bomberos y una UVI móvil hacían sonar sus sirenas. En un momento se vistió y bajó a enterarse de qué pasaba.
Un amable vecino, cámara de fotos en mano (¿¿??¿¿??), le explicó lo sucedido:
- Nada, que se quemó una sartén.
Cara de incredulidad de Error.

- Se ve que empezó a salir humo de una ventana y nadie abría la puerta de ese piso, así que pensaron que alguien se había quedado pajarito con la plancha encendida. Llamaron a la policía, la policía a los bomberos, los bomberos a la UVI móvil, y cuando estaban a punto de echar la puerta abajo, salieron los dueños del piso diciendo que sólo había sido una sartén.
Toma ya, semejante despliegue por una sartén. Carbayones, no temáis, las fuerzas del orden velan por nuestra seguridad.

martes, 18 de marzo de 2008

Ciber-Diva


Queridos fieles lectores:
Llevo varias semanas de silencio y he estado a punto de suprimir este blog dos veces. Pero me daba pena desprenderme de Error, que ya le voy cogiendo cariño. Un par de comentarios recibidos justo a tiempo me han vuelto a animar a escribir, y aquí estoy, recargando las pilas. Puede ser que la posición anti-gravitatoria mantenida durante dos semanas me haya revolucionado las sinapsis. Puede ser que cada vez resulta más difícil ser una Ciber-Diva.

Primero hay que pensar sobre qué quieres escribir, después hazte la graciosa, anima a tus amigos a que te dejen comentarios... Y luego, firma en otros blogs con la esperanza de robar algún lector. Total, un estrés.
Y entre unas cosas y otras, los objetivos que me había propuesto para estos meses se alejan cada vez más de llegar a hacerse realidad.
Bueno, el primero (remítanse a posts anteriores: volver a entrar cómodamente en mis pantalones) medio se solucionó paseando por Buenos Aires y la Patagonia. Se me ha puesto cuerpo de verano y parece que da pereza volver a ponerse abrigo. Debería animarse Esaque a escribir un Esaque en el País de las Maravillas.
El segundo creo que era leer más. Fracaso absoluto. Pocas páginas al día y, a veces, ninguna.
El tercero, pensar qué hacer en los próximos cuatro años. Y ahí ando, consultando obsesivamente qué especialidades han elegido los MIRes de los últimos 500 años, dónde y con qué posición.

En fin, este post viene a ser una nueva toma de contacto. Volveré, con todas mis fuerzas, le pese a quien le pese................... (muchos puntos suspensivos, que parece que visten más)