Hace un año me presenté a vosotros contándoos mi desgraciada historia como princesa bohemia. Pero no os entristezcáis por mi muerte, que no fue sino el principio de una larga vida como milagrosa patrona de endemoniados y espirituados que dura hasta el día de hoy y espero que por mucho tiempo.
Como sabéis fui decapitada, guardándose mi cabeza en Yebra de Basa y mi cuerpo en la catedral de Jaca.
Cada 25 de Junio se celebra una romería desde la iglesia Yebra de Basa hasta la ermita construida donde me decapitaron. Los romeros suben durante tres horas el camino pedregoso y empinado portando mi cabeza en una bandeja con la música de los danzantes que les acompañan. Creed que agradezco el esfuerzo, aunque mejor sería que llevaran mi cabeza con el resto de mi cuerpo.
A pesar de esta prueba de fe, elegí la ciudad de Jaca, más famosa y concurrida, como escenario privilegiado donde desplegar mis artes. Es allí donde desde hace siglos se celebran vistosas procesiones en mi honor con gigantes, el obispo y las fuerzas vivas, cofrades que portan estandartes y pendones, danzantes del paloteao y sobre todo: la urna de mis reliquias.
Durante estas procesiones he realizado la complicada “esconjuración” de miles de criaturas poseídas por el maligno o víctimas del malhacer de alguna güiza (bruja) pirenaica. Os relataré mi método por si alguno de mis colegas quisiera ponerlo en práctica.
Al nacer un cordero hembra debe criarse durante un año apartado del rebaño. Entonces se corta lana virgen y se fabrican hilos que han de entrelazarse en los dedos del poseso. Éste, con los dedos así atados, debe marchar debajo de las andas de mi urna durante la procesión. A lo largo del camino endemoniado y familia repetirán: “Santa Orosia por los pies, Santa Orosia por la boca, Santa Orosia por las manos...” y entonces se suelta una de las ataduras provocando el asombro de la concurrencia que debe gritar: “ya se están marchando los demonios”.
Este paseo bajo mi urna en el que poco a poco se exorcizan los demonios encuentra su momento álgido cuando, parado bajo mi templete, el Obispo muestra mi manto y mis reliquias a la muchedumbre. Ahí la emoción es máxima, el sentimiento se desborda, la turba está enfervorecida y las endemoniadas chillan, se retuercen por el suelo, convulsionan, se desnudan, e incluso ¡llegan a insultame! Tras esto: curación y nunca más volverán a ser poseídas.
El buen obispo Don Francisco Frutos Valiente molesto por los insultos que me dedicaban decidió acortar a cinco minutos la presentación de mis reliquias impidiendo de esta manera que pudiera obrar mis milagros. Así fue como poco a poco fui perdiendo seguidores, hasta que finalmente fueron prohibidas estas manifestaciones para siempre.
Actualmente me conceden media hora por endemoniado para obrar mis milagros y como no me insultan ni se desnudan... lo encuentro mucho más complicado que antaño.
6 comentarios:
Quizá pueda ser este método el conjuro que sustituya a aquellos tan eficaces de antaño, aunque ahora proscritos.
Se sienta al poseído delante de un teclado y una pantalla de ordenador.
Se le pide que redacte una presentación sobre algún asunto interesante; por ejemplo, cualquiera relacionado con la informática.
Se le ata a la silla y no se le cortan sus ligaduras mientras no haya redactado, al menos, medio centenar de hojas (la utilización de un interlineado de doble espacio está permitida).
Una vez alcanzado el objetivo, se lleva al desgraciado al templo y se le obliga a recitar delante de la santa el contenido de la presentación. Conviene sujetar sus párpados con esparadrapo, para asegurarse de que mantiene el contacto visual con ella en todo momento.
Concluido el encuentro, se ofrece al ahora sanado un poco de sopa y una cama donde dormir.
Que te aproveche.
Sanarían con sólo tocarte. Bueno, diría yo que habría que darse un cabezazo contra tu testa, porque cabezona, buena rosa, fuiste por no querer ir a Córdoba y vivir como una princesa junto al atractivo y jocoso Miramolín.
Falta nos hacen tus milagros con la de endemoniados que hay sueltos por el mundo, unos más espirituados que otros, según la hora del día.
Ahora me explico por qué, con frecuencia, me daba la sensación de que tenías la cabeza en otro sitio... Claro, estaba en Yebra, totalmente desvinculada del resto del cuerpo. No hay como saber cosas para entender a las personas.
Para consolarte te diré que no eres la única de cabeza ausente pues el jefe de estación de una bella ciudad alcarreña no podía dar los billetes de tren en el momento porque tenía el cerebro en Soria. Tampoco es mal sitio, aunque Yebra es más exótico.
Por cierto: a los espirituados actuales ¿se les receta un brebaje o se les da una estampita con los versos de Santa Orosia tan pura y tan bella?
Bueno, en primer lugar...
FELICIDADES!! Que ninguno de los otros comentarios se ha dignado en felicitarte.
En segundo lugar...
!!Alabada sea Santa Orosia!!
Cuando me halle en Pecado ya sé a quien acudir.... oh wait, maybe I'm already... let's SHOUT!!!!!!!!!!!!! AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRRGGGGGGGGGGGGGGGGGG!!!!
Orosia, ¿tú aplicas tus dotes desendemoniadoras en La Rinconada?? Porque de no ser así, deberías hacerlo, ya que por lo que cuentas más de uno de beneficiaría de ellas muuuuuuuuuuuucho más que de cualquier técnica psicológica "científia" (o acientífica)
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