
Llevo mucho tiempo pensando en cómo aprovechar mejor mis últimas vacaciones de cuatro meses, y, desde luego, no entraba en los planes sumergirme en el mundo de los blogs, bitácoras o cómo prefiráis llamarlo. ¿Alguien me puede aclarar cómo usar la palabra bitácora? Por ejemplo, en una conversación así casual en un bar ¿qué tendría que decir, que acabo de estrenar una bitácora o un cuaderno de bitácora? Al final diré blog, como todos, aunque me gusta más bitácora, como es esdrújula...
Volviendo al tema inicial de aprovechar bien el tiempo, os voy a resumir en número de tres mis intenciones: lo primero, volver a entrar cómodamente en todos mis pantalones; en segundo lugar, leer y, por último pero no menos importante, decidir qué hacer los próximos cuatro años.
El lunes, aprovechando el solecito, salí a correr (con la intención, claro está, de cumplir mi primer objetivo) en plan profesional, con mis playeros especiales para pies planos y mi mp3. Como no, se me había olvidado cargar la batería así que tuve que correr, o más bien caminar rápido, al ritmo de mis pensamientos en vez de al de la música de Miranda! (excelente grupo argentino de electro-pop). Fue ahí donde se empezó a cocer lo de errar públicamente. Así que me temo que mi segundo objetivo va a perder terreno frente a esta catástrofe. En fin, ¿tendré que empezar a madrugar?
Ayer pasé un rato muy divertido con Esther y su mundo, pero no os equivoquéis, que también leo libros sin dibujos.El tercer objetivo será sin duda el que más tiempo lleve, pero de momento no me preocupa... demasiado.
Y mientras me decido a acometer seriamente las misiones que yo misma me he encomendado, busco más cosas que hacer, aparte de entreteneros, claro está.
Ayer también fui a la Ópera, a ver Macbeth de Verdi. Poco sabía yo de esta obra, pero algunas cosas sí las tenía claras: eran ingleses (en realidad, escoceses) y moría mucha gente. Ya en la primera escena lograron desconcertarme: ¿Qué hacía Macbeth vestido de guerrero samurái? Consideré por unos segundos que en mi incultura estuviera tomando por japonesa algún tipo de armadura escocesa "de la época". Pero no, todos los demás guerreros (el coro) también llevaban trajes negros de estilo oriental.
El escenario era de tipo moderno-minimalista. El suelo negro, con tres huecos que se podían abrir para que los personajes subieran o bajaran en plan ascensor. Muy útil para los fantasmas y demás espectros infernales. El techo, un rectángulo de cristal oscuro que daba un poco el efecto de placa solar y que también se podía desplazar para hacer de pared. Otro elemento, para aclarar que estaban en un interior, era una especie de ventanal con cortina veneciana. Los tronos, una sillita de playa de las que ni siquiera tienen respaldo, que se ve que los escoceses eran muy austeros.
Los guerreros del coro lo mismo luchaban con Macbeth que contra él, sin moverse del sitio, lo cual podía llevar a error. Muy llamativa resultó también la metamorfosis de Lady Macbeth, que en el primer acto llevaba el pelo y el vestido negro, para que quedara claro lo pérfida que era, y en el cuarto, rubia y de blanco, tan cambiada que llegamos a pensar que se trataba de otro personaje u otra soprano.
Al final ni siquiera me quedó claro a quién coronaban Rey en la última escena.
La música muy bonita, todos cantaban muy bien... qué queréis, será que yo soy muy clasicota, pero hubiera preferido cotas de malla y leones rampantes.
8 comentarios:
Hasta donde yo sé, la bitácora es un armario que está junto al timón, donde se suele guardar un cuaderno con notas sobre la navegación.
Useasé que si dices que estrenas una bitácora es que has ido a Ikea.
Como siempre la respuesta está en Star trek que empezaba todos los capítulos con: "Cuaderno de bitácora: fecha estelar..."
No te atrevas a llamarme friki que yo no soy quien ha visto Macbeth versión japonesa.
Estaba yo pensando en el miedo que da hacer comentarios erróneos. Me refiero a los de la vida, claro, aquí no, aquí ya sé que se agradecen, ¿o no? Dios es que me haces entrar en unos planteamientos sin salida, qué horror.
Bueno, me voy a llenar un examen de comentarios fallidos.
Por cierto, que también pienso que aquí la gente les tiene menos miedo y eso hace que ellos me den más miedo.
Me voy, creo que tengo la mente en estado de sobreexcitación.
Besos cafeínicos
Por lo que cuentas la rubia del final bien podría ser la mismísima Celine Dion que, hastiada de recordarse a sí misma a la mejor Norma Duval, ha decidido montarse un rollo más independiente como entrada de servicio al mundo de Sundance, que es lo que a ella le mola. Espero que por lo menos amenizaran la obra con algún solo de la guitarra de Lolo...
Alejandro, no eres un friki. Eres un gran conocedor de conceptos curiosos. Los frikis no tienen esos ojazos. (jijijiji, enrojezco)
¿No habrás ido a ver Madame Butterfly por error? Ooooooooooh el petirossi!!
Oye yo ayer te dejé un comentario a este post, ¿qué pasó Carmen qué pasó?, ¿le aplicaste la censura? ¡¡Error!!, no me digas que se perdió en el agujero negro de la red, ¡qué catástrofe!
Adiós. Me voy a flagelar.
La verdad es que tu escrito nuevo ha sido especialmente tematico ya que acabo de ver "the last Samurai" y es que, como la copie en ingles, y no me entraban los subtitulos pues la he visto sin ellos, y bueno la parte en ingles bien pero la japonesa me ha hundido!!!
Desastre de examen el de ayer para todos los conocimientos que tenia yo en mi cabeza!!!!!!!!!
Yo siempre había asociado más el cuaderno de bitácora con las pelis de barcos y de piratas, pero vaya, que esta nueva visión también me vale.
Esaquerida, tú nunca yerras, no te flageles más.
Anhelante, con la excusa... ya sabemos cómo te las gastas.
Orosica, ojalá hubiera sido la Madame aspetando.
Anónima, corasssón, yo tb tuve que ver El último Samurái, dos veces, sin subtítulos. Y no porque me gustara la película, sino porque en dos viajes diferentes me la pusieron en la minipantalla del autobús. Seguro que el examen no fue tan mal, con todo lo que tú sabes, que lo sabes todo.
Yo sólo quería decir que ahora, después de la nube tóxica en Psikoonek, comprendo eso de que algo se cocía el día que saliste a correr.
Y añadir que cualquier error cometido bajo los efectos de tan potente aturdidor se queda en efecto colateral, como mucho; claro que mi cocedero intelectual tampoco es como para fiarse ni medirse con tus contertúlidos, lo comprenderé si no paso el filtro.
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