miércoles, 6 de febrero de 2008

ring ring ring (no confundir con ring ring)


Me encanta este tema. ¡Hay tanto que decir! Tengo una lista interminable de anécdotas que afortunadamente para vosotros no voy a referir.

Además, con los años aparecen nuevos medios de comunicación al servicio del ataque de las empresas. Cuando encuentras colapsado el correo electrónico por nuevas hipotecas, viajes chollo, cursos online, amazone y viagra. Gracias filtros, marcar spam, junk mail. Cuando te salen ventanas indeseables e imposibles de cerrar. Cuando esperas emocionada un mensaje al móvil de ese feo del sábado y suena y te emocionas y lees: “Vodafone info:” Cuando te llega un mensaje al móvil que dice: “Alguien está pensando en ti”, llama al 5555. Cuando te anuncian que has sido seleccionado para ganar un viaje al Caribe, llama al 6666.

Y eso sí que es suerte: ser seleccionado para algo. Recuerdo la alegría que manifestó el inefable JmB en una ocasión en que fue seleccionado y premiado por el Corte Inglés. En aquella ocasión usaron un método tradicional de comunicación, el teléfono. Una amable señorita escuchó (¿añadiría estupefacta?) los gritos de felicidad con que la noticia fue acogida: “¡Qué bien! ¡Qué alegría! ¡Estoy contentísimo! ¡Qué suerte tengo! Pero qué suerte. No me lo puedo creer. Que el Corte Inglés me ha seleccionado entre todos sus clientes para ofrecerme una tarjeta. ¡Soy el hombre más afortunado del mundo!” Sinceramente, no es para menos.

No obstante, y pese al feroz bombardeo al que estamos sometidos, he de romper una lanza a favor de los profesionales que como soldados rasos presentan batalla diaria a pie de calle con el que quiere evitar ser consumidor y consumido.

Una mañana cualquiera, tras una dura noche cualquiera en la que ejercí como patrona de los espirituados, suena el teléfono. Las diez. Contesto pensando que va a ser algún desaprensivo que me quiere ofrecer un trabajo. “Buenos días. ¿Doña Orosia?” (Con este nombre no hacen falta apellidos). “Sí, soy yo”. “Le llamo de … para ofrecerle …” “No estoy interesada”, digo antes de que termine la frase. “Ya, normal. No me extraña” Cling. Fin del asunto. ¿Cuánto tiempo habrá durado en su trabajo? No lo sé, pero le agradeceré el haberme demostrado que a veces hay cabezas pensantes detrás de esas voces de entonación patética.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Se dio también el insólito caso del que llamó por teléfono para ofrecer 500 canales de televisión y sólo escuchó al otro lado:
tres por siete veintiuno tres por siete veintiuno tres por siete veintiuno...

Anónimo dijo...

Os habeis dado cuenta que, para conseguir la felicidad eterna o ese deseo que creeias que nunca podrias obtener o que el chico o chica que te gusta caiga rendido o rendida (que politicamente correcto parezco) a tus pies, lo unico que hace falta en esta vida, a parte de una conexion a internet, que ni eso, porque es tan facil como pagar un par de euros y tomarte un cafe en un ciber, es tener diez amigos y una cuenta de correo electronico.Sin necesidad de sorteos, ni trabajar, ni ser buena persona, nada mas que:"manda esta cadena a diez amigos en menos de 1 hora y tus deseos se cumpliran, a mi me paso", pues que sepais que a mi no, todavia no tengo la casa en la playa, y del correo ya hace mas de una hora.

Esaque dijo...

Yo no lo había confundido y en mi opinión era mejor el anterior titular. Al final, es cierto que las mejores ideas son las primeras. Visto esto, así por escrito, acabo de tomar una decisión interna muy importante. Os lo digo sobre todo para que apreciéis lo importante que pueden llegar a ser las profesiones más incómodas o las excusas más absurdas en nuestras vidas.
Orosia qué bien, qué bien escribes. Claro, normal, es que eres psicóloga.

Anónimo dijo...

¿Y nunca se te ha ocurrido pensar que quizás tras el 5555 estaba el feo del sábado?
Coincido contigo en eso de defender a los pobrecitos currantes de teleofertas, entre otras cosas porque su ejemplo supone un incentivo a la educación superior millones de veces más eficaz que cualquier intento por parte del Ministerio de Educación y sus leyes de 3 meses.

Muerte a la televenta. Larga vida al 11811, que me sirvió de motivo de disfraz ayer en Sitges.

Anónimo dijo...

Esa que prefiere el título anterior coincide conmigo. Es un error pensar que los lectores de este blog no sabrán diferenciar "ring, ring" de "ring, ring, ring" cuando aparecen escritos en el índice uno encima de otro y numerados. Y más sabiendo que sólo nos sigue gente informada, que ha viajado al extranjero y con talento para los juegos de palabras.

Anónimo dijo...

Los días buenos e inspirados me gusta imitar a Gracita Morales: "el seeeñoriiiiito noestá", pero solo tiene gracia si la persona que telefonea es autóctona y lo puede valorar (que no es lo habitual). Si el día es malo, entonces prefiero decir "no" (silencio hasta que el otro/otra aguante). Y aguanta poco. El tercer no-silencio es difícil de resistir. En fin, técnicas más bien pasivas, que no tienen nada que ver con el magistral JdP y su tabla de multiplicar.
Tampoco se queda atrás la técnica del JdP "el viejo", que es el único de la comarca que ya nunca recibirá la visita de los propagandistas evangélicos. Consiste en abrir la puerta con mirada de eremita: "Estaba orando, lo siento no puedo atenderlos". Un paso para profesionales es invitar a compartir "el momento de oración". "Pasen, pasen, recemos juntos a mi diablo". Si de fondo se oye "tres por siete veintiuno, tres por siete ventiuno, ¡¡recemos!!, tres por siete veintiuno..." el éxito está garantizado (y los pelos de punta también, creo).